Los especialistas señalan que estamos ante una enfermedad infradiagnosticada y, en consecuencia, infratratada. Su alto grado de incidencia en la sociedad continuará aumentando en los próximos años.
Síntomas como hormigueo, dolor de piernas, alteraciones cutáneas o edema de tobillos y pies son sobradamente conocidos por personas como María Jesús, una paciente diagnosticada de insuficiencia venosa crónica que ha podido experimentar una gran mejoría en su calidad de vida después de haber sido tratada en la clínica especializada: «empecé unas sesiones de drenaje linfático y ejercicio y estoy muy contenta porque veo que las piernas me van doliendo menos. Están mucho mejor».
Y es que estamos ante una patología del sistema circulatorio. La insuficiencia venosa crónica es la incapacidad de las venas para realizar el adecuado retorno de la sangre al corazón, lo que provoca la acumulación de ésta en las piernas, dando lugar a diferentes síntomas y problemas. Los pacientes comienzan experimentando molestias como calambres, cansancio, enrojecimiento y picor en la piel, calor, sensación de pesadez y edema en la parte inferior de las piernas que, aunque en un principio son leves, se van agravando con la edad (especialmente en mujeres a partir de los 40 años), el sobrepeso, la falta de actividad física, los traumatismos, embarazos, la bipedestación prolongada, cambios hormonales y la presencia de factores hereditarios.
Este hecho, unido al desconocimiento generalizado que hay sobre esta enfermedad, hace que la mayoría de los pacientes no acudan al especialista hasta que presentan síntomas graves y, en algunos casos irreversibles, que dificultan su calidad de vida. En este sentido, Román Rodríguez Cid, director de la Clínica C1dema, afirma que es «es recomendable comenzar a tratar esta patología en sus fases iniciales para evitar complicaciones posteriores. De hecho, uno de nuestros grandes retos es conseguir dar visibilidad a esta patología porque los tratamientos son muy efectivos y mejoran la calidad de vida de muchas pacientes». Al mismo tiempo destaca que «aunque es más común en mujeres, también afecta a un amplio porcentaje de hombres«.
La alta prevalencia de esta patología dificulta que la Seguridad Social sea capaz de dar respuesta a unos pacientes cuyo tratamiento exige mucho gasto, un seguimiento continuado y la colaboración entre diversos especialistas. De hecho, según los últimos estudios, se estima que hay un 60% de casos sin diagnosticar. Esto provoca que a menudo el paciente cuando acude a tratarse ya presente complicaciones asociadas graves como pueden ser las úlceras o cambios tróficos en la piel.
Las personas que sufren de insuficiencia venosa crónica ya pueden acudir a C1dema, la primera clínica en Galicia especializada en el tratamiento interdisciplinar de esta enfermedad, combinando el Método Godoy (drenaje linfático manual y RAGodoy®) con la tecnología de patente mundial Deep Slim® y una serie de ejercicios miolinfocinéticos y de fuerza específicamente diseñados para mejorar este tipo de patología.